Desde que el hombre se dedicó al estudio del universo, sus aspiraciones no se han detenido. Aún hay incógnitas que rodean al planeta tierra, con ello podemos dar respuesta a ciertas inquietudes, de cómo porque estamos aquí o si hay más vida en el espacio.

Nuestro Sistema solar está compuesto por planetas y una gigante estrella que arde sin parar, a la que conocemos como Sol. Aunque no lo creas desde la tierra se han diseñado ciertas misiones espaciales para estudiar el sol. Las cuales son muy difíciles de creer, conociendo que sucedería si nos acercamos demasiado. En el día de hoy te hablaremos de estas misiones y de su importancia. Conoce más información.

Misiones espaciales para conocer a nuestro sol

Por obvias razones estudiar el sol es sumamente complicado, conociendo su energía y la radiación que este emite. A pesar de que en las últimas décadas nuestro conocimiento ha aumentado es muy limitada para conocer al sol. No obstante la curiosidad humana ha movido hasta lo imposible, creando las misiones espaciales Solar Orbiter y Solar Probe Plus, misiones que te explicaremos a continuación.

Misiones espaciales para estudiar el sol

Solar Orbiter y Solar Orbiter Probe Plus

Los integrantes que encaminaron en esta nueva misión con objetivo de estudiar al Sol son Estados Unidos y Europa, dejando atrás a países como China. El objetivo principal es que el hombre puede llegar al planeta Mercurio y desde allí poder observar al sol de mejor manera. De igual manera esta misión es algo complicada. No solo llegar a observar al sol es desafiante, sino antes llegar a este cuerpo congelado.

Misiones espaciales para estudiar el sol

En primer lugar las misiones no serian tripuladas. Solo serian enviados algunos satélites con nuevas aleaciones y compuestos. Éstos les permitan estar en órbita y que resistan los grandes ataques de radiación del sol. Los científicos europeos consideran que la mejor manera de construir los satélites son del material de titanio, mientras que los americanos consideran mejor emplear la fibra de carbono.

A pesar de los grandes avances científicos los satélites pesan diferente: el de la NASA con apenas unos 630 kilogramos y al de la ESA con 1.800 kilogramos. De momento solo queda seguir esperando por la puesta en orbita de estos satélites. Con ellos conoceremos claramente a nuestro sol, hasta el punto de descifrar su edad y su tiempo de vida. Permitiendo a la vida en la tierra adelantarnos a ciertas catástrofes.