Las montañas son lugares inhóspitos, las tormentas de invierno hacen que se acumulen las capas de hielo y nieve, estas capas pueden estar en equilibrio inestable y descender montaña abajo en un alud, arrastrando todo lo que encuentra a su paso. Las vibraciones desde el ruido a pequeños terremotos, en combinación con un aumento de la temperatura, especialmente en primavera, pueden ocasionar el desprendimiento de la nieve, convirtiéndose en un alud. Pero, ¿conoces la diferencia entre este evento y una avalancha? Aquí te lo contamos.

¿Qué es un alud y qué lo produce?

Este fenómeno se produce cuando una gran capa de nieve va cuesta abajo por la ladera de una montaña, o cuando cae nieve sobre una capa vieja mojada o helada. En la primavera la capa empieza a fundirse, pudiendo así sepultar, a personas, coches y pueblos enteros. También existen los aludes de barro, estos ocurren debido al deslizamiento de tierra durante o después de las lluvias.

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Un alud va cuesta abajo por la montaña

Una de las características de la nieve es que es resbaladiza. Sobre todo, cuando es incapaz de soportar su propio peso. Incluso, escaladores y alpinistas pueden provocar aludes ya que el movimiento se acelera a medida que baja. Por otro lado es importante destacar, que la ola de nieve alcanza velocidades de hasta 250 Km/h y arrasa todo al pasar. Esto es lo que se conoce como avalancha, y quien esté sepultada en ella solo sobrevive pocas horas.

¿Que causa el deslizamiento de tierra y el alud de barro?

Cuando ocurren los deslizamientos de tierra, se debe a las alteraciones de forma naturales en una pendiente. Estas pueden ocurrir durante fuerte lluvias o en épocas de sequía, erupciones volcánicas o terremotos. Es importante señalar, que los aludes de barro ocurren cuando el agua se acumula en la tierra. Y esto hace que hace que exista una acumulación de rocas. Los alud de barro suelen suceder en pendientes muy empinadas y estas pueden desencadenar desastres naturales.

Vista de un alud de tierra

Las áreas empinadas en donde el hombre ha trabajado debido a los incendios forestales, tiene cambios significativos. Ya que debido a la destrucción de la vegetación, estos terrenos han quedado expuestos. Lo que conlleva que pueda ocurrir un alud, durante o después de las lluvias.

Aludes de nieve fresca y de placa

En función de la nieve, podemos explicar dos tipos de aludes que son muy frecuentes. Los de nieve fresca se originan en puntos muy altos de las montañas y según vayan descendiendo en forma de nieve pulverizada, pueden alcanzar una increíble velocidad de entre 100 Km/h y 300 Km/h. Pudiendo así, arrancar todos los árboles que se encuentren en su camino. Por lo general, ocurren en invierno cuando la nieve es más seca.

Mientras que los aludes de placa, ocurren por un desprendimiento de una costra de la nieve. Por lo general, se inicia en las cornisas de nieve en las zonas mal altas, estas resultan ser demoledores alcanzando velocidades de hasta 130Km/h, en un tiempo máximo de 5 segundos.