Para conocer qué es un dolmen, debemos remontarnos a la época megalítica. Este objeto, es un monumento formado por grandes piedras verticales que sostienen una o varias piedras en posición horizontal. Propio del neolítico, es característico de las culturas megalíticas de Europa Occidental, recubierto de tierra que podría ser utilizado como monumento funerario. Los hombres de la prehistoria dejaron muchos rastros de su existencia, y es por eso que podemos saber dónde y cómo vivían, hasta podemos ir un poco más allá con respecto a sus tradiciones y las esculturas que creaban. Existen muchas teorías relacionadas en cuanto a su construcción, ya que algunos afirmas que eran utilizados para marcar sus territorios o para realizar sus actividades económicas.

Teorías sobre qué es un dolmen

La teoría que cobra más fuerza, es la de que eran utilizados como monumentos funerarios. Ya que en muchos de ellos, se encontraron restos arqueológicos que confirman estas afirmaciones. Está compuesto por tres partes. La cámara que es la parte central y en forma de círculo. Luego el corredor que comunica su parte interior con la cámara y el túmulo, montones de tierra que cubre las losas verticales.

En Europa Occidental, es donde se han encontrado la mayor cantidad de dólmenes y todos cuentan con estructuras muy parecidas, pero con tipologías muy diferentes. Su origen data de hace más de 5000 años, y cuando los ubicaban debían estar mirando hacia el Este.

Función de los dólmenes

Algunos investigadores han llegado a la conclusión, de que los dólmenes no solo eran utilizados como depósitos de restos de los muertos. Las cremaciones también se realizaban en dólmenes. También, se les atribuye que eran utilizados para fines religiosos, ceremoniales, ya que eran templos de la prehistoria donde se les rendía culto a los muertos y muchos realizaban allí los rituales funerarios.

Las ofrendas que se hacían en los dólmenes eran para proteger a los vivos, ya que según los investigadores los espíritus viajaban a través del cosmos. En el interior de los dólmenes, existían áreas donde eran consideradas un punto de encuentro con el firmamento, según los hombres del neolítico y postneolítico. Las formas de cueva que tenían en su interior, representaban también la estabilidad de la tierra y eso hacían que se sintieran más protegidos por sus ancestros.