Si nos imaginamos cualquier tipo de situación en el que la palabra rechazo sea involucrada. Posiblemente la respuesta que encontraremos del emisor sea negativa. Existen muchas acciones en las que nos podemos encontrar en la posición del ser rechazados. Al ser la misma una acción social y nosotros seres sociales, lo hace una situación común para cualquiera. Nos pueden rechazar en un centro de estudio, trabajo, lugares, relaciones de amistad o amorosas. Pero si es tan común ¿por qué nos duele tanto el rechazo?, continúa leyendo que te lo explicamos.
El rechazo como acción dolorosa emocional
Si lo analizamos en profundidad, incluso sin salir de nuestras casas estamos constantemente expuestos a ser rechazados en las redes sociales. Y no de la típica forma agresiva sino imagina el simple hecho de enviar una solicitud de amistad en Facebook. El que no la acepten es una forma de rechazo.
Psicólogos expertos en la materia ya llevan rato trabajando en la interrogante de estas molestias. Y han desarrollado algunos consejos para que manejemos mejor el ser rechazados.
El principal culpable de las emociones es y siempre será nuestro cerebro. Estudios han demostrado que nuestro principal órgano nervioso.
Es activado en la misma zona que se afectaría a la hora de sentir dolor físico. La razón de que la indiferencia de otra persona o su negativa activa que no debería afectarnos en lo mínimo nos duela es esta.
La palabra usada es dolor porque técnicamente eso sentimos al ser rechazados “dolor”, eso interpreta el cerebro.
Si las funciones de nuestro cerebro están programadas para nuestra supervivencia, entonces:
¿Para qué sirve el rechazo?
Psicólogos que defienden la teoría de la evolución afirman que el sentimiento de rechazo podría haber sido útil para algunos de nuestros ante pasados.
Por ejemplo nuestros ancestros de la era del paleolítico dedicaban su día a día a conseguir alimento para su sociedad.
Lo que significa que sobrevivir sin una tribu o grupo social para uno de estos individuos podía resultar una tarea casi imposible. El cerebro desarrolla el rechazo como sistema de alerta para indicar el inminente peligro que indicaba el rechazo de la tribu. Al menos en hipótesis.
Normalmente estamos acordes con ser parte de nuestra sociedad o grupos sociales. Aunque existen algunas excepciones a las que no se les puede descartar uno que otro problema psicológico.
Cuando nos rechazan a nivel social, el dolor que sentimos no es simplemente físico también se desencadena en algo emocional. Es por eso que nos sentimos tan agobiados al ser excluidos.
Es el autoestima uno de los principales causantes de este malestar emocional. Cuando nos rechazan solemos reaccionar de formas negativas. En vez de intentar ayudarnos internamente nos atacamos, acción que está mal y que conlleva al malestar sufrido.
Esta son las causas principales de que suframos tanto a la hora de ser excluidos, si te ha gustado el artículo no olvides leer:La soledad de las personas inteligentes