“Un golpecito en el pecho por lo bien que lo hemos hecho”. ¿Te has visto alguna vez diciéndote esta frase o una parecida? En realidad, es el sistema de recompensa del cerebro el que te anima a ello. ¿Te gustaría saber cómo lo hace? Vamos a verlo inmediatamente.
Índice
¿En qué consiste el sistema de recompensa del cerebro?
El sistema de recompensa del cerebro es un grupo de mecanismos ubicados en nuestro encéfalo que nos permiten asociar una serie de situaciones específicas a una sensación de placer. Es decir, que, por medio de aprendizajes provocados por experiencias agradables, en el futuro intentaremos volver a repetirlas.
Se puede decir que este sistema de recompensa cerebral actúa de modo primario. La evolución biológica no nos ha preparado para enfrentarnos a ciertas situaciones. Así pues, este mecanismo premia unas experiencias sobre otras, de forma que sepamos diferenciar qué nos resulta agradable y bueno, y qué no.
Por eso este sistema se liga a las necesidades básicas. Hace que nos sintamos recompensados por situaciones que nos gustan y nos dan placer. Pero no pensemos en extremos, es tan sencillo como beber cuando estamos sedientos, comer si estamos hambrientos y besar a alguien a quien amamos.
Se puede decir que la función exacta de este sistema de recompensas es tener referencias agradables hagamos lo que hagamos. Así, nuestras acciones y comportamientos estarán dirigidos hacia fuentes que nos motivan porque nos gusta su finalidad. O sea, actuamos en función del placer que vayamos a obtener.
Cómo está formado este sistema
Este sistema de recompensas está compuesto por cinco áreas diferentes que actúan cuando se pone en funcionamiento. Estas son:
- Amígdala: es la encargada de regular las emociones.
- Núcleo Accumbens: aquí se controla la liberación de dopamina.
- Área tegmental ventral de Tsai: es donde se libera la dopamina.
- Cerebelo: el encargado de controlar las funciones musculares.
- Glándula pituitaria: libera oxitocina y beta endorfinas, que son las responsables de aliviar el dolor.
¿Todo es tan positivo y bonito?
Sin embargo, como si del mismo Ying y Yang se tratase, este sistema tiene un lado oscuro, una parte negativa. ¿Te puedes imaginar cuál es? Si has pensado en las adicciones, has acertado de pleno.
Es decir, podemos elegir libremente probar una droga, por poner un ejemplo, porque sabemos que nos va a producir placer. Sin embargo, esta decisión propia y voluntaria es capaz de reducir nuestro margen de maniobra, ya que la adicción impedirá que, en futuras elecciones, las tomemos de manera objetiva. Llegados a un punto extremo, solo sentiremos placer con la dosis necesaria, pero con nada más.
No obstante, este sistema de recompensa no es negativo en sí mismo, como es lógico. Siempre que actuemos de manera sensata y cabal, podremos disfrutar de la vida con total plenitud.