La respiración es un proceso fundamental en todos los seres vivos. Ya que permite obtener oxígeno para convertir los alimentos en energía. Sin embargo, no todos los seres vivos llevan este proceso de la misma manera. Los tipos de respiración de los seres vivos varían según el organismo y sus características físicas. Pero por lo general los seres de la misma familia comparten la misma forma de respiración.
Tipos de respiración
A pesar de que las plantas, bacterias y animales tengan diferentes procesos en la respiración. Todos los seres vivos comparten alguna característica. Por lo general, las formas de respiración de los seres vivos se pueden dividir en dos, la aeróbica y la anaeróbica.
La respiración aeróbica es un proceso que permite extraer energía de los nutrientes a través de un proceso complejo. Por lo general, el oxígeno del exterior es utilizado para oxidar las moléculas de los alimentos y convertirlos en glucosa. Este tipo de respiración forma parte de los organismos complejos, los eucarióticos y algunas bacterias.
La respiración anaeróbica es completamente diferente a la anterior, principalmente por la ausencia de oxígeno externo durante el proceso. Esta respiración es usada por algunos tipos de bacteria y libera tanto CO2 como alcohol etílico.
Veamos en detalle las formas de respiración que tienen los seres vivos
Respiración en animales
En los animales existen algunas diferencias en las formas de respiración. Y es que a lo largo de la historia evolutiva, han podido desarrollar distintos órganos que les permiten adaptarse al medio ambiente y respirar de manera más eficiente.
Dependiendo del órgano utilizado para obtener oxígeno, existen cuatro formas de respiración en los animales. Estos son: respiración tranqueal, respiración de la piel o cutánea, respiración pulmonar y respiración branquial.
Respiración pulmonar
Esta es la forma más compleja de respiración animal, este tipo de respiración es característica en los mamíferos, aves y reptiles. Y la característica más importante es la aparición de órganos especiales llamados pulmones, que se encargan del intercambio de gases con el exterior.
Respiración tranqueal
Esta respiración se da en los artrópodos (arácnidos, insectos, crustáceos, etc.) y se caracteriza por la existencia de tubos llamados tráqueas. Estos tubos se conectan entre sí con el exterior y son las responsables de transportar oxígeno a las células del animal.
Respiración branquial
Este tipo de respiración es característico de los animales acuáticos, que intercambian el oxígeno y dióxido de carbono a través de branquias. Estos órganos son capaces de filtrar el oxígeno que se disuelve en el agua.
Una vez que el oxígeno es absorbido del agua, las branquias se encargan de transportarlo a la sangre para que llegue a las células y tejidos del cuerpo. Luego, las células y las mitocondrias usan el oxígeno para obtener energía.
Respiración de la piel o cutánea
Este tipo de respiración es el menos complejo, ya que los organismos con esta forma de respiración no necesitan órganos especiales para llevarla a cabo. El intercambio de oxígeno y dióxido de carbono ocurre directamente a través de la piel.
Este tipo de respiración es habitual en animales pequeños con piel delgada. Por lo que el paso de gases involucrados en la respiración se da sin problemas. Algunos de los animales que lo practican son los gusanos, sapos y caracoles.
Respiración en las plantas
Las plantas también deben respirar. Y aunque produzcan oxígeno mediante la fotosíntesis, también deben intercambiar CO2 por el oxígeno del exterior.
Absolutamente todas las partes de las plantas respiran, tanto el tallo como las raíces, hojas y las flores. Las partes que están en contacto con el aire absorben el oxígeno a través de pequeñas aberturas en las hojas conocidas como estomas. Mientras que el tallo o tronco posee lenticelas para absorber el oxígeno de la misma forma.