Las vacunas básicamente se hacen tomando un virus o una bacteria y debilitarlos para que no se puedan replicar. De esta forma, los niños reciben la vacuna exponiéndose a suficientes bacterias o virus para desarrollar inmunidad, pero no lo suficiente para enfermarse.

Existen varias estrategias para fabricar las vacunas

Hay varias estrategias básicas que son usadas para hacer vacunas. Cada una tiene pros y contras que describiremos a continuación:

1) Debilitar el virus

Esta estrategia permite que el virus se reproduzca mal, es común para vacunas contra el sarampión, rubéola, paperas, rotavirus, poliomielitis oral, varicela y gripe. Los virus por lo general causan enfermedades al reproducirse muchas veces en el cuerpo. Si bien los virus naturales se reproducen miles de veces durante la infección, el virus en la vacuna se reproduce menos de 20 veces.

Al no reproducirse mucho no causan enfermedades, sin embargo, el virus se reproduce lo suficiente como para incluirlo en las “células B de memoria” que permiten protegernos frente a futuras infecciones.

La principal ventaja de estas vacunas vivas debilitadas es que una o dos dosis pueden brindar una inmunidad de por vida frente al virus. Pero la limitación de esta estrategia es que no pueden administrarse a personas con un sistema inmune comprometido, como los pacientes de cáncer o SIDA.

vacunas

Las vacunas permiten tener inmunidad frente a virus y bacterias, para así evitar las enferemades que producen.

2) Inactivación del virus

Otra estrategia es “inactivar” o matar por completo el virus. Al matarlo, es incapaz de reproducirse o provocar enfermedades. Las vacunas fabricadas con esta estrategia son contra la rabia, poliomelitis, hepatitis A y gripe (vacuna). Sin embargo, el cuerpo aún puede detectar el virus, por lo que puede generar anticuerpos para proteger contra la enfermedad.

Los principales beneficios de esta estrategia es que la vacuna no causa ninguna enfermedad y puede ser administrada a personas con un sistema inmune comprometido. Sin embargo, para lograr obtener inmunidad es necesaria la aplicación de varias dosis.

3) Usar una parte del virus

Este método consta de solo eliminar una parte del virus y usarlo como vacuna. Es un método frecuentemente utilizado para fabricar las vacunas para el VPH, hepatitis B y herpes zóster. La vacuna contiene una proteína que forma parte de la superficie del virus.

Esta estrategia puede ser usada cuando la respuesta inmune a una parte del virus permite evitar la enfermedad. Estas vacunas pueden ser usadas en personas con un sistema inmune comprometido, y luego de dos dosis pueden tener inmunidad por varios años.

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Dependiendo del tipo de vacuna, pueden dar inmunidad de por vida, por poco tiempo o largo tiempo.

4) Usar una parte de la bacteria

Algunas bacterias pueden causar enfermedades al producir toxinas. Lo común es fabricar las vacunas al tomar las toxinas y purificarlas para inactivarlas, y así evitar que se produzca la enfermedad. Es un método común para fabricar las vacunas contra el tétanos, la difteria y la tos ferina.

También es común usar parte polisacárido de la bacteria. La protección contra infección por algunas bacterias, está basada en la inmunidad a este recubrimiento. Sin embargo, los niños pequeños no tienen una respuesta inmune muy buena, por lo que se debe usar una proteína más inofensiva para fabricar vacunas de tipo B, meningocócicas y neumocócicas.

Al igual que las vacunas virales inactivadas, las bacterianas inactivadas pueden ser usadas en personas con sistema inmune comprometido o debilitado. Sin embargo, deben recibir varias dosis para adquirir la inmunidad necesaria.