El ser humano, al igual que todo cuanto vive, se rige por una máxima, la supervivencia. Por ello, nuestro cerebro implementa procesos cuyo objetivo es ese, sobrevivir. Uno de esos, sobre el que nos centramos hoy, es el sistema de recompensa del cerebro.
Qué es el sistema de recompensa del cerebro
Entendemos por sistema de recompensa del cerebro un grupo de mecanismos que tienen lugar en el encéfalo capaces de lograr que asociemos una serie de situaciones a la sensación de placer.
Es decir, que una vez nos hemos expuesto a situaciones placenteras, nuestro cerebro nos empuja a generar experiencias que las repitan. Así que nos permite, desde un punto de vista primario, a premiar unas acciones sobre otras, para buscar placer. Es decir que, hagamos lo que hagamos, siempre buscamos, de forma consciente e inconsciente, fuentes de motivación.
¿Cómo funciona?
Para entender el funcionamiento de nuestro sistema de recompensa, se describe como si fuera un circuito del que se conoce el principio y el final. Veamos cómo es la vía mesolímbica:
- En el tronco del encéfalo se encuentra el área tegmental ventral, que es el punto de inicio de este circuito. Aquí se relacionan los mecanismos automatizados de supervivencia más básicos, ubicados en la zona baja del encéfalo.
- Los mecanismos básicos de supervivencia suben hacia el sistema límbico, que es el conjunto de estructuras responsables de generar emociones. En su núcleo accumbens aparece la sensación de placer.
- La sensación agradable y las emociones placenteras pasan al lóbulo frontal. Aquí es donde se integra la información, y se hace en diversas modalidades. Es decir, en forma de motivación, en secuencias voluntarias para cumplir un objetivo, de manera abstracta…
Podemos observar que este circuito conocido como vía mesolímbica arranca en uno de los lugares más básicos y primitivos de nuestro encéfalo. Luego, va subiendo hasta el lóbulo frontal, zona que se asocia al aprendizaje, toma de decisiones y conducta flexible.
No obstante, este recorrido está aquí muy simplificado. Es un modelo básico acuñado de forma popular para conocer este sistema. Sin embargo, nuestro cerebro es muy complejo, y estas acciones tienen lugar en apenas cuestión de menos de un segundo, a una velocidad prácticamente incomprensible.
Secreción de hormonas del placer
También conviene recordar que este sistema segrega una serie de hormonas relacionadas con el placer. Es decir, a lo largo de la vía mesolímbica, los distintos actores implicados liberan neurotransmisores como la oxitocina y la dopamina.
¿Qué se logra con esto? Su objetivo es intentar que repitamos los comportamientos que, además de asegurar nuestra existencia, también proporcionen placer. En este caso, puede ser tan sencillo como comer algo apetitoso, o tener una buena ración de sexo con una persona que nos gusta. Todo pasa por aquí.
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