El ser tacaño es un fenómeno inofensivo. Digamos cada quien es dueño de su dinero y de sus propias acciones. Mientras actúes de una forma en que no te dañes a ti mismo ni a terceros, podría considerarse que no debería haber ningún problema. Bien, aunque todo lo afirmado con anterioridad es cierto. También debemos tener en cuenta que el resguardar el dinero en exceso puede ser algo problemático cuando se mantiene una vida en pareja. Los tacaños lo que necesitan es más amor. Posiblemente dicha afirmación sea una salida para aquellas personas que no encuentran una salida a la tacañería de su pareja.
Te invitamos a continuar leyendo este artículo donde profundizamos un poco más sobre el tema.
Como reconocer a los tacaños
Puede que el problema de la tacañería se vea un poco más asociado a la parte masculina que a la femenina. La realidad es que el cometer errores en la vida en pareja no distingue de géneros. Pero puede que las mujeres si se vean un poco más afectadas que los hombres con el fenómeno de la tacañería.
La forma más común en que se describe a la pareja tacaña es cuando se menciona el hecho de que tiene dinero, pero no lo gasta. También es común escuchar o leer sobre testimonios donde se identifica que el considerado tacaño toma una actitud excesivamente violenta cuando ocurre un incidente relacionado con el tema económico.
La realidad es que los tacaños cuida el dinero como si de vida o muerte se tratase (no de forma parcial sino completa). Este tipo de personas cree que cualquier pasivo fuera de lo planeado por su persona es un error.
Cuando alguien guarda su dinero y no quiere gastarlo es porque lo guarda para algo en específico. La verdadera disputa ocurre cuando la pareja se encuentra en problemas económicos y aun así la otra persona no es capaz de interceder con su dinero por ella.
¿Cómo solucionar el problema de la tacañería?
Puede ser que la persona haya sido educada de esa forma, que haya tenido una mala experiencia en el pasado en que considerase que la pareja le quitaba el dinero de manera indebida o que tenga una meta tan marcada que no se atreve a gastar más allá de lo planeado. Cualquiera de los casos ya sean los mencionados o de cualquier otra índole. La manera de resolver es con tolerancia, cariño y consideración.
Si se mantiene una relación sana ambas partes deberían ser capaces de sentarse a conversar cuidadosamente. El afectado debería tocar el tema haciéndole saber que le preocupa la conducta económica del otro sin hacer parecer que es interesada o derrochadora la persona afectada. De esta forma con amor y comprensión puede que lleguen al punto de inflexión en que ambas partes terminen un poco más contentas.
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