Es algo tan habitual que rara vez nos paramos a pensar en ello. ¿Cuál es el motivo por el que los golpes se ponen morados? ¿Te lo has planteado alguna vez? Seguro que tú de pequeño o alguno de tus hijos teníais permanentemente algún bultito de este tono en la piel. Si es así, o si te tropiezas de vez en cuando y estás muy familiarizado con este color, anota el motivo.
Los niños pequeños son curiosos y preguntan por todo. Así que, si alguna vez tu hermano o tu hijo quiere saber por qué ese golpe que tanto le ha dolido se ha puesto morado, anota la respuesta.
Índice
Qué son los popularmente llamados morados o moretones
Reciben muchos nombres, morados, moretones, cardenales… Todos ellos están relacionados con el color que toma la piel tras el golpe. Sin embargo, su nombre oficial, médico o científico es equimosis, hematoma o contusión, en un tono un poco más popular este último.
¿Imaginabas que había tantos nombres para estos golpes que se tornan morados? Ya ves que tanto la ciencia como la sabiduría popular los han bautizado de diversas formas.
Cómo se forman estos morados o hematomas
Y ahora, ¿cómo se forman los morados o contusiones? Se producen cuando nos damos un golpe que no rompe la piel. Es decir, no se produce herida externa, sin embargo, sí que se estropea el tejido conectivo y las fibras musculares que hay bajo la piel.
O sea, el golpe ha provocado que un buen número de vasos sanguíneos de pequeño tamaño que recorren la zona dañada se hayan roto. ¿Cuál es la consecuencia? La sangre que corre por estos vasos se escapa y se queda dispersa en la zona superficial bajo la piel.
Entonces, ¿Por qué los golpes se ponen morados?
Ante la pregunta de por qué los golpes se ponen morados, imaginamos que ya vas intuyendo la solución. La piel, al no romperse, no permite que la sangre salga de nuestro cuerpo, sin embargo, esta sí que se ha derramado.
Entonces, la zona dañada se queda con la sangre atrapada dentro. Es decir, se forma un hematoma sensible al tacto con una tonalidad que, en conjunción de la sangre bajo la piel y la propia piel, ofrece ese tono amoratado tan característico.
La zona comienza tornándose rojiza, hecho que produce la sangre derramada bajo la piel. Después, se va oscureciendo y tomando tonos azulados, cada vez más oscuros y purpúreos. Se debe a que la sangre queda estancada y atrapada entre los vasos y la piel.
Poco a poco, la piel se va filtrando hacia los tejidos circundantes. Así pues, va cambiando de color mientras la zona se vuelve más sensible al tacto. Y así es como se producen los morados que tanto nos duelen durante el golpe, y los días posteriores ante cualquier roce.
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