En 1087, aún se pensaba que los compuestos asociados con la vida contaban con una “fuerza vital”, por lo que eran totalmente distintos a los compuestos inorgánicos. De la misma forma, se creía que era totalmente imposible preparar un compuesto orgánico en condiciones de laboratorio, ya que solamente se podían crear compuestos inorgánicos.
A principios del siglo XIX, los científicos empezaron a usar el término de química orgánica. Este término se refiera al estudio de todas las sustancias químicas presentes en los seres vivos, así como el estudio de compuestos de cualquier recurso natural.
Índice
¿Qué es la química orgánica?
Básicamente es el estudio de las propiedades, estructura, composición, reacciones y preparación de compuestos en base a carbono. Estos compuestos no solo se limitan a hidrocarburos, sino también a muchos otros elementos como el hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, fósforo, silicio, azufre y halógenos.
Cuando se habla de “orgánico”, se refiere a la relación que existe entre los procesos de la vida y los compuestos. Que si bien en un inicio se limitaba a los compuestos producidos por organismos vivos. Sin embargo, ha logrado ampliarse lo suficiente como para estudiar sustancias artificiales como el plástico.
La teoría vitalista y la fuerza vital
En el siglo XIX, la química orgánica permitía estudiar todas las sustancias de origen animal y vegetal. Los científicos estaban seguros que para formar estos compuestos, se requería una fuerza vital. A esta teoría se le llamó la teoría vitalista.
Básicamente, la teoría vitalista afirmaba que toda sustancia orgánica podía ser exclusivamente creada por seres vivos. De manera que era totalmente imposible generar sustancia orgánica a partir de compuestos inorgánicos.
Jöns Jacob Berzelius, el padre de la fuerza vital
Berzelius fue uno de los más grandes defensores de la teoría vitalista y fue uno de los científicos más reconocidos de su época. Fue el creador de la simbología química y de las fórmulas químicas. Pero también descubrió muchos elementos químicos y fue el creador del “isómero”.
La síntesis de Friedrich Wöhler y el declive de la fuerza vital
Wöhler fue discípulo de Berzelius, pero también fue el encargado de demostrar que no existía una fuerza vital. En 1828, sintetizó en el laboratorio un producto que solo podía ser generado por organismos vivos, la urea.
Esta síntesis le permitió a Wöhler desmentir el principal argumento de la fuerza vital. Luego del descubrimiento, la química dio tuvo un gran avance, ya que era posible sintetizar sustancias orgánicas complejas.
Friedrich Wöhler y su colega y amigo Justus von Liebig, afirmaban que todos los compuestos orgánicos podían ser sintetizados en un laboratorio. Sin embargo, no fue hasta 1863 que el concepto de fuerza vital fue totalmente descartado. Fue entonces cuando la química orgánica dejó de estudiar exclusivamente la química de las moléculas de los seres vivos, a estudiar la química de los compuestos basados en carbono.
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