Su nombre es Antonio Machado Ruiz, nació el 26 de julio de 1875 en Sevilla, y murió en el año 1939 el 22 de febrero. Fue un poeta de España, representando a la generación del año 98, de hecho era el más joven de esa época. Sus obras tienen un corte modernista que conquistó el mundo de las letras. En sus obras se destaca el simbolismo, lo humano, lo romántico. Estudió en la ILE (Institución Libre de Enseñanza). Por esa razón, te traemos algunas de sus frases célebres.

Un poco sobre la vida del poeta

Su nacimiento fue en una vivienda llamada Palacio de las dueñas. Segundo hijo varón, su madre era Ana Ruiz, ambos hijos, Antonio y Manuel fueron dramaturgos y poetas. De Antonio Machado, han quedado para la historia sus frases y pensamientos, sin duda sus obras son parte importante de la literatura. Entre los escritos más destacados está Soledades, Nuevas Canciones y Campos de Castilla, en los cuales se puede notar lo humanista y reflexivo de sus obras.

Frases célebres de Antonio Machado

  1. Tengo a mis amigos en mi soledad, cuando estoy con ellos, qué lejos están.
  2. Aprende a dudar y acabarás dudando de tu propia duda; de este modo premia Dios al escéptico y al creyente.
  3. Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin, o conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien.
  4. Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre de los labios de una mujer.
  5. Hay dos clases de hombres: los que viven hablando de las virtudes y los que se limitan a tenerlas.
  6. La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos.
  7. Nuestras horas son minutos cuando esperamos saber, y siglos cuando sabemos lo que se puede aprender
  8. En política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde prende la vela.
  9. Siempre que trato con hombres del campo pienso en lo mucho que ellos saben y nosotros ignoramos, y en lo poco que a ellos importa conocer cuánto nosotros sabemos.
  10. Yo he visto garras fieras en las pulidas manos; conozco grajos mélicos y líricos marranos…El más truhan se lleva la mano al corazón, y el bruto más espeso se carga de razón.
  11. Desdeño las romanzas de los tenores huecos y el coro de los grillos que cantan a la luna. A distinguir me paro las voces de los ecos, y escucho solamente, entre las voces, una.
  12. Cuando nos vimos por primera vez, no hicimos sino recordarnos. Aunque te parezca absurdo, yo he llorado cuando tuve conciencia de mi amor hacia ti, por no haberte querido toda la vida.